domingo, 14 de noviembre de 2010

Me atormenta…

El ruido de la computadora.
Las horas que se pasan tan rápido.
Los sentimientos.
Mis indecisiones.
Tus acciones.
El no saber que música escuchar.
El no poder avanzar.
El no poder concentrarme.
Los ojos llorosos.
La caída del pelo.
La desesperación que tengo.
Y la forma de canalizarla.
No poder decir que te quiero.
O querer decirte eso.
El número de días que faltan.
La escultura que no he hecho.
Las llamadas a último minuto.
El frío después de una ducha.
Soñar cada noche que todo está bien.
Despertar y acordarme de cual es la realidad.

Quería librarse.

Estaba al borde del precipicio. El cuerpo se encontraba abandonado desde hacia ya mucho tiempo, pero la herida parecía fresca. Del cuerpo todavía emanaba prueba del dolor, del sufrimiento. El charco de esa sustancia era inmenso pero no lo suficientemente grande para arrastrar al cuerpo al precipicio. No se convertía todavía en una catarata pero faltaba poco. Cada vez el charco crecía con mayor velocidad. El cuerpo quería caer, quería ser libre, quería olvidar todo lo que le había sucedido y a su asesino también. Pues el recuerdo le hacia doler y aproximarse más a la caída. Pero la falta de precisión del autor no dio por terminado el crimen. Y ella sigue sufriendo.

lunes, 11 de octubre de 2010

Es su naturaleza.

Quería ser prisionera del sol, ser interrogada por él y quedarse ahí hasta el atardecer. Contra esa pared. Hipnotizada, adormecida por el calor, cegada por su inmensidad y su autoridad. Quería ser prisionera y no poder escapar. Detenerse y observar como él le daba un nuevo significado a cada cosa que rozaba. Quería ser prisionera para no tener que luchar contra el tiempo. Quería poder capturar cada cosa que veía y relatarla, contártela. El sol no sólo era testigo, era el protagonista. Pero no la alcanzó, siguió su camino y ella también lo hizo, con las señales que le hacían compañía. Era su turno de atraparlas, de ser la carcelera. Se topó con pequeños destellos de color, como hace tiempo no ocurría, con un viejo diente de león esperando ser libre para cumplir algunos deseos y con el frasquito de boticario, esta vez vacío pero con unas ganas inmensas de ser llenado. Pero ella solo observaba, no lograba aventurarse y dar un paso más. Ella era la prisionera de sus propias condiciones. La fracturaban, la hacían incompleta… por eso buscaba las señales, por eso quería ser detenida por el tiempo y bajo el sol. Porque se dio cuenta de que tú eres el completo y ella solo trata de romperte.

lunes, 6 de septiembre de 2010

QUIERO = ME GUSTA(N)

Quiero tener tu esencia, tal vez tu espíritu. Quiero que me abraces y me contagies de ti. Hay que fundirnos en el calor de la soledad. Quiero tener tu esencia y tu seguridad. Sí, tu seguridad. Quiero tu sencillez e inocencia. Quiero fundirme contigo y que se mezclen nuestras virtudes y el resultado una obra de arte. Quiero tus besos dulces, tus besos sabor a choclo y tus caricias de algodón. Quiero tu sabor, tu temperatura, tu piel y tus pestañas. Quiero tus ganas de seguir adelante cada día :)

sábado, 28 de agosto de 2010

Los del otro día

Ya no hay tiempo para pensar en esas cosas, aunque a veces sean necesarias porque dibujan una sonrisa en su cara. Y sueña despierta pero es momento de pensar en otras cosas.

Hoy se volvió a graduar de primaria y se hizo el cambio de colegio respectivo.

Detente, has una pausa. Date cuenta de lo que está pasando. Mira como actúan, las cosas andan de cabeza. Y se mira al espejo que refleja confusión, preocupación también soledad. Guíame, hagamos un camino juntos para no mezclar papeles como los demás. No entrar en asuntos que no sean nuestros y decir las cosas claras. Hagamos silencio. Pongámonos ruedas para bajar esta colina y sentir el aire.

Me cansé de las palabras que no dicen nada, que solo reclaman. Me cansé de las voces que murmullan porque no se atreven a hablar en voz alta. Y del silencio ensordecedor ni que decir. Me cansé de mi cerquillo porque no me deja ver. Me cansé de mirar con compasión, me cansé de comprender y de escuchar palabras vacías, que rebotan, que vienen y se van pero no tienen trascendencia porque flotan. Porque el viento se encarga de dispersarlas. Me cansé. Me cansé de tener calma. Me cansé de aguantarme los sentimientos y de sonreírte para no llorar, me cansé de olvidar y ya había olvidado lo que es el cansancio. Porque no necesito mi cama, sino un apoyo verdadero, que no produzca sonidos, sino que hable con sinceridad y posea interés. Perdí el interés y me cansé de mirarme al espejo e imaginarte porque no estás. Me cansé del mundo falso, de la ola de sonidos que inundan mi ser. Quiero irme lejos de ello. De las palabras egoístas, que cuestionan, que hieren y luego piden perdón. De las que hablan solo por mostrarse y no tienen fundamentos y de las que creen que por solo ser pronunciadas ya tienen una vida garantizada. Y de las que el tiempo no permite. Y de las que no se atreven.

Ella está enamorada de ti y tú no lo sabes o no te quieres dar cuenta. Todas esas sonrisas no son en vano, algo producen.

Se siente como en casa cuando te lee.

Triste porque lo estoy y porque nadie me puede decir lo contrario. Cansada. Mirar y oír una película peruana es darle otra mirada a mi ciudad. Es volver a temerle y no sólo a ella sino a la oscuridad y confusión que la visitan con frecuencia. Es inevitable no mirarte a ti como a uno de los protagonistas. El mundo se me derrumba, la ilusión se desvanece y la burbuja se me rompe. Entonces la tristeza invade porque la inseguridad la obliga. Quiero que pase el tiempo ya, una vez más acostumbrarse, tratar de sobrevivir con el resto. Una chela, un día con sol y los planes para una fecha importante. El tiempo se detiene, trato de no pensar en ti. Pienso en ti.

Del lunes 23 al viernes 27

Siento que me desconecté y me desligué por completo. Siento que mis fuerzas se fueron y abandonaron mi cuerpo. Siento que te escribí por largo tiempo y nunca pero nunca te llegaron mis mensajes. O tal vez fue al revés, tu paloma se perdió entre las nubes para ser feliz. Me desligué de la Romina ocupada y segura y vinieron de visita todos los sentimientos de golpe. Me sentí desorientada, todavía me siento así, perdida en el capricho de la enfermedad, en el querer estar en cama sin enfrentar a la vida y a la soledad. Sin querer toparse cara a cara con el error. Siento que no te tengo para compartir mis palabras, mis miradas, mi respiración, los miedos que me agobian. En estos días solo he tenido este resfrío que se convirtió en mi confidente, en el mejor amigo que no pudiste ser, en el que no fuiste. Y ahora tengo miedo de perderlo porque con el puedo llorar tranquila, ser yo misma y hablar de ti y de lo que quería que fuéramos nosotros. Siento dolor y no siento la comida.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Antes de dormir, otra vez.

Fue en el instante preciso en el que pestañó, al abrir los ojos la pantalla estaba de color blanco brillante, y se dio cuenta de todo. Fue en el momento en el que cayó al piso y no quería hablar con nadie más, ni de nadie más. Sólo de los dos, de ellos dos. No quiere preocupaciones sólo estar abrazada con él.

Estaba a punto de contarle todo, de revelarse por completo. Pero el sólo atinaba a reírse, no le dio pie de entrada para ello. En realidad nunca lo hace porque sus pensamientos andan en la luna, tal como él. Porque son dueños de otra ilusión.

De pronto ese boceto que pretendía ser un cuadro se volvió un garabato. Porque todo en su mente se vio llena de esas líneas sin sentido. Ahora es un lienzo confuso, casi negro. Porque cuando un proyecto es de a dos… es de a dos pues y punto.

Odio los dejavú y las noches de insomnio porque sólo hacen que vengan pensamientos malos, llenos de temores. Odio los momentos antes de dormir en ese entonces. Pero en otras ocasiones los amo porque es ahí y al despertarnos donde las palabras tienen mayor significado y verdad que durante el resto del día. Y puedo soñar despierta y continuar dormida. Pero cuando se aproxima un cambio, una nueva etapa, el sueño lo sabe, lo ve venir y se escapa. La expectativa se apodera de la mente y ya nada es verdadero.

miércoles, 11 de agosto de 2010

El pasadizo

Estaba al final del pasadizo largo y oscuro, ahí se encontraba. Alguien le dijo una vez: “está perfecto para cuando te pelees con él, vienes corriendo, cierras la puerta y te echas a llorar”. Pero nunca había tenido la oportunidad de hacer tal cosa, porque él no se encontraba en su vida todavía, y ahora que necesitaba de ese ambiente, ya no lo tenía. Pero pensándolo bien, ella no habría hecho algo así, todo lo contrario, andaría calmada, con normalidad y cerraría la puerta tan despacio que pocos se darían cuenta. Pondría seguro para no ser descubierta, cerraría la ventana y las persianas y en total oscuridad, se sumergiría en tal refugio. El que ya no queda al final de ese pasadizo largo y oscuro pero que es el lugar que más la conforta. Y es así como lo hace, calmada, sin despertar la menor sospecha. Y no para hasta repasar todos sus pensamientos, hasta agotar la última gota dentro de ella. Pero igual si hiciera bulla, nadie se daría cuenta. Normalmente sucede eso, nadie se da cuenta y nadie la escucha, ni muestran un poco de interés. Pero ella se lo buscó, siempre fue así. Ella no muestra interés, ellos no muestran interés. Si no hay pregunta, no hay respuesta y si la hay es muy vaga. Y no existen los planes tampoco, es olvidada. Ella mira más allá entonces, y se da cuenta de las cosas.

lunes, 9 de agosto de 2010


Tengo el desorden en mi vida, en mi mochila, en mis manos, en mi mente, en mi cuerpo. Me confunde y desorienta, no me deja avanzar. Es como si de pronto una nube se postró y atascó entre los hilos de mi chompa, en las puntas del pelo suelto. Y queda poco tiempo, y me pongo nerviosa y quiero detenerlo y tener el mundo en standby, en mute y yo poder estar activa y pasearme entre ellos y ellas y jugarles bromas. Y quiero bañarme y reposar bajo la luna y pensar que así todos estos pensamientos se apartarán. El frío no me deja sentir los pies y con las justas las manos. Vive esperando que sea viernes y correr de la realidad y ser princesa… Y refugiarse en sueños.

Sentía que el mundo se le caía en pedacitos, poco a poco, en cámara lenta. Pensaba que ya estaba tranquila, segura para hablar del tema, pero no fue tan así como lo pensó. Todas esas similitudes al parecer no sirven de nada, ni para tener un poquito de ilusión. Siente una presión inmensa en la cabeza y la soledad al exterior, el frio al lado de su cuerpo inmóvil, fuerte, sin planes de irse pronto. La ilusión se disipó y solo queda aliviar esa presión con lo mejor que sabe hacer.

En los días de combate…
Me estanco cuando no entiende.
Es impaciente.
No le gusta esperar.
Se desespera con facilidad.
Se traga el orgullo.
Se aburre con facilidad.
Es engreída.
La sofocan grandes cantidades de besos y abrazos.
A veces prefiere la soledad.
No acepta burlas,
Bromas,
Reproches,
Llamadas de atención.

Me duele la incertidumbre de no saber que pasará, la indecisión de los sentimientos. Me duele el vacío y los nervios que no dejan a mi cuerpo en calma. Es como el frío que invadió estos días la ciudad y no la deja respirar. Es como tener una úlcera, un dolor intenso. Es querer saltar y estar en movimiento constante. Y traspasó hasta mis sueños, el frío o mejor dicho el calor. Es como tener soroche. Y luego aparecen los detalles. Los detalles Romina…¡los detalles!

Es algo que hay que volver a hacer, volver a enamorarse, volver a desear esos besos. Te tendría que contar todo para que me entiendas, para que sepas la ilusión que fabriqué. Tú y yo y los dos. Hoy quería contar miles de historias y hoy fui distinta y fui imparcial. El dolor de cabeza presiona tanto que no me hace sentir bien. Caminamos y no tomamos…ni de manos.

Tengo miedo de la monotonía. De que te aburras de mí. De dejar de lado nuestras vidas para sólo mirarnos las caras. Tengo miedo de que el tiempo no nos ayude, que vaya en nuestra contra, que sea un enemigo. No quiero tener una rutina, no quiero encontrar limitaciones entre los dos. Ni que seamos obstáculos. Hablo de convicciones y mírame a mi… tengo miedo de comprar una bitácora, para los dos, porque temo de que se quede vacía o que todo sólo quede en papeles. No te quiero ver aburrido conmigo. Quiero sorprenderte siempre.

Hay cosas que no encajan. Todavía hay cosas que no encajan.

Odio al egoísta que no te deja hablar. Al egoísta que no le importa oírte. El que te hace mojar la cara y encerrarte en el baño para que nadie te vea y disimular. El egoísta que no toma en cuenta tus sentimientos, el que solo piensa en su bienestar… en su entretenimiento. El que no te desea involucrar, ni un poquito. El que no oye tus comentarios, ni se interesa en tus proyectos, el que solo tiene un lado, de ida pero no de vuelta. El que dice: “si es que algún día…” y no: “el día que…”. El que te lastima con sus palabras y no se da cuenta, con el tiempo y su indiferencia. El que te da dolor de cabeza. El que deja las ideas s u e l t a s. El que no concreta…

Tengo ganas de decir(te) mil cosas. Decir que te quiero, que estoy confundida. Decir que no hay tiempo, que tengo miedo pero que soy feliz por la imaginación y los sueños que me hacen sonreír. Porque compartimos nuestros puntos de vista, nuestros gustos y porque ya sabemos las manías del otro. Lo que gusta y disgusta. Olor a humo de cigarro y a ti… soñar con la mirada fija.

sábado, 24 de julio de 2010

Eran las 6 p.m.


Volvió y ella solo quería correr, escapar. El escenario estaba oscuro, esta vez la luna no iluminaba pero si las luces de los carros que estaban en fila esperando el pase. Tenía el mundo a un lado, un vacío al otro y entre ambos la oscuridad que confundía, que alejaba pero quería acercar acaparando todo a su paso. Aceleraba el paso cada vez que podía, el frío la adormecía, ya no podía sentir sus manos, si caía no podría resistir. No podía sentir su cuerpo por el viento helado, pero eso estaba bien pues así no pensaba en la avalancha que se aproximaba. Quería llegar a un lugar, no sabía exactamente a cual. Había miles de laberintos, de caminos confusos, pero sabía que debía seguir el de tierra con pequeñas piedras que sentía a través de sus botas. Sentía una fuerza que la guiaba hacia adelante, un magnetismo en el piso.
Llegó al estadio, a las graderías donde el agua casi lograba alcanzar sus pies, sentada entre conocidos, pero ella sabía bien que no lo eran. Se burlaban, hablaban a escondidas, no eran honestos.
Un espíritu le habló. Eras tú en otro cuerpo.
Un felino la tomó como un cachorro de su camada para protegerla.
Tomaron un paseo en globo aerostático.
Y bailó con ellos luego de la muerte.

viernes, 16 de julio de 2010

No quería perder ese momento.

Y ayer después de hacer una pausa, se quedó impregnada de nostalgia, o algo similar, difícil de explicar. Como hace tiempo no se sentía, como estar en un desierto y sentirse pequeñita frente a la inmensidad del paisaje. Había silencio y calma, trataba de racionalizar, pero es inevitable cuando se trata de amor. Estaba preocupada, sentada en medio de la sala sola, en medio de la noche, después de despedirnos. Observando el trabajo de cuatro meses, observando lo que el tiempo había fabricado.

martes, 6 de julio de 2010

-RO-

Sólo un día

Hoy es un día en los que dudo si ser arquitecta o no es lo correcto. Es un día de esos en los que la melancolía del frío se apodera de mi cuerpo y los sentidos se agudizan. Puedo escuchar como las gotas de agua del caño de la cocina caen lentamente pero con una precisión exacta, con fuerza. Es un día en los que abrí mi cama a las 4 de la tarde, por las dudas que me invaden. Y caigo en que nada es verdad. Y puedo escuchar mi respiración con un ritmo fuerte y agitado. Y siento mi aliento tibio tratando de calentar mis siempre manos heladas. Y puedo escuchar correr el agua dentro de estas frías paredes, el sonido incesante de la batería agotada de un celular, el tic tac de mi reloj de muñeca y las dudas que revolotean por ahí jugando con mis sentimientos, como dos niños que no se cansan. Hoy es un día en que nada me puede calmar, tal vez solo un abrazo… Es un día en el que no estoy conforme con nada y siento que lo puedo perder todo por ser así. Es un día en que la oscuridad fue ganando espacio, poco a poco, junto a mí. Es un día en el que todo me inquieta y mi pijama no es lo suficientemente gruesa para soportar un día así. Un día en el que solo quiero escapar del mundo. Sólo un día.

lunes, 5 de julio de 2010

a.m.

Despertarse con el olor a cigarro la hace sentir atrapada, no puede respirar bien, le duele la garganta. Salir a la calle y respirar el monóxido de carbono que producen los carros la hace sentir mareada, presionada y sin escapatoria. El frío amargo lo abraza todo y el fondo gris de la pantalla no la ayuda a ver las cosas con claridad. Solo se deja llevar por el balanceo armonioso del bus durante el camino. Y luego sentir el olor del pasto recién cortado la hace estar más cerca a ti y el olor a tierra y polvo la traslada, la transporta. Solo tu aroma hace que se sienta como en casa.

sábado, 3 de julio de 2010

Tú, yo y el tiempo.


Fue sacada de su contexto por largos días, alejada del hechizo en el que se encontraba viviendo. Nauseabunda, mareada, recién comprendió todo al regresar a esa oscuridad. Vive con duendes que chillan y brujas malhumoradas, llenas de rencor, luchando por el trono. Los gritos reinan en ese entorno, no son una melodía. Quisiera ser expulsada de ese paraíso gris, lleno de disputas, alborotos y mal entendidos. Quiere volar con la soledad de un príncipe, que caza moscas con su lengua, feliz y sencillo. Conversar con él noches enteras y sentarse abrazados frente a una película, acurrucados como en un nido. Y compartir creaciones. Desea escapar de las brujas que con los años se vuelven más tercas. No quisiera sentir la melancolía cuando se aleja de su cómplice. Y quisiera ver mil partidos de fútbol siempre... :)

lunes, 14 de junio de 2010

Pasado.



Hoy, ella quería que él este ahí. Presente. Para compartir ese momento, ese paisaje. Y los miró de lejos. Estaban de espaldas. Y los imaginó conversando, de nada en particular, pero de todo lo importante. Y los vio sentados en la orilla, encima de esas piedras cálidas y suaves por la acción del tiempo. Y así será con ellos. Futuro. El tiempo hará todo, ese es su trabajo. Mientras tanto el cielo y el viento eran testigos de ese momento y el mar intentaba decirle algo. Ella solo escuchaba y sonreía por dentro.

martes, 8 de junio de 2010

Despertar

Despertar con una melodía suave, armoniosa pero fuerte, luego de hacer el amor, en nuestras mentes, a la distancia, a través de palabras, con la mirada porque la realidad aún es seca y distante. Y me derrito de solo pensarlo y me fundo con la música y entre sueños, en esa cama de algodón. Y sonrío por ti y esa calma. Y ya no siento el frío.

Capullo

Envuelta en un capullo, con los ojos vendados, reposando, creciendo. Pequeña, esperando ansiosa que me cojas con tus dos manos, que me abrigues en tus palmas. Y me cuides como si fuera un tesoro, una pepita de oro que encontraste en el camino… y así volver a nacer.

domingo, 6 de junio de 2010

Era...

Las manos frías y la nariz ni que decir, helada como el refugio de la noche. Húmeda y oscura como el café, como tu pelo negro, como tus ojos chocolate. Y había algo que brillaba detrás de esas sombras azules, detrás de ese maquillaje. No era la luna, era su ausencia y la libertad que eso implicaba. Jugar en las sombras, entre la música alta que camuflaba toda intención y producía libertad. Era la noche y su espíritu de nunca acabar, las horas prolongadas y el brillo de la juventud. Eran las luces de colores y el efecto que producían de dejar al descubierto solo una parte de ti. Era la lluvia que nos mojaba con caricias y nos hizo detener por segundos.

miércoles, 26 de mayo de 2010

A las 10

Quiero refugiarme un día entero, abrigada y sin pensar en nada. En nadie, ni en nada. Sumergida en sueños. Entre colibrís gigantes que crecen y se hacen pequeños para camuflar sus travesuras. Entre tinas refinadas con grandes ventanales para exhibir el amor. Dejar pasar las horas entre historias ficticias con deseos de ser reales. En una atmósfera cálida y fresca, de verano. De insinuación, dejando la puerta junta para que entres cuando mas quieras. Y poder estar así de cerca y no poder resistir más.

martes, 25 de mayo de 2010

Punto y aparte

Anda confundida, perdida entre el cielo blanco y las nubes grises. En esos días que parecen no avanzar. Tratando de ser indiferente, tratando de no tener sentimientos. Pero es cobarde y esa decepción inquieta más. No sabe dónde pararse porque todo le viene y le va. Es amable pero está siendo falsa. No sabe como descargar toda esa furia, toda esa fuerza. Podría ahogarse en los sueños, en donde ya eres constante. Podría aferrarse a esas nuevas manos. Podría prenderse de ese nuevo espíritu. Pero hay momentos en los que debe disminuir la velocidad y observar a ambos lados antes de cruzar. Debe ir con calma para estar segura, aunque el pulso dicte lo contrario.

domingo, 23 de mayo de 2010

Fugaz


Se fue para siempre,
Lo superé.
Hay que saber superar todos los días.
Se aprende,
Rescatando las cualidades de otros y sumándolas a las de uno.
Tengo que aprender a superar todos los días,
Definitivamente.
Y formamos un collage,
¡Que bonito!
Y lo escribimos,
Para no olvidarlo.

jueves, 20 de mayo de 2010

Duele.

Duele aguantarse las lágrimas,
Tanto así como los gritos necesarios para el desahogo.
Duele la desesperación de ver a la indiferencia
Hacerse dueña de todo lo que te rodea,
Me rodea,
Nos rodea.
Duele pensar en eso.
Duele luchar contra los sentimientos,
Y los pensamientos de rencor,
De tristeza.
Duele saber que esto es lo mejor.
Duele no conversar de esto ni con mi sombra.
Ni la almohada,
Ni en mis sueños.
Duele pensar con frialdad.
Duele.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Podría usarte de inspiración en este momento... y ver la ilusión en tus ojos.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Muchos

Sumergida entre sábanas con un ligero dolor de garganta, con un pequeño dolor de cabeza. Prefiere no despertar y enfrentarse a la realidad. Revuelta entre el cubrecama como cuando tenía 6-5 años y jugaban a la cueva, donde una raqueta de tenis era toda la estructura y mantenía libre el ingreso a ese mundo.

Estaba caminando y quedó impregnada por ese aroma, esa sensación. Era una combinación de humedad y el olor que desprenden las hojas al ser quemadas. Era un ambiente fresco, con cielo claro pero gris. Corría viento y ella quería dejarse llevar por él. El sonido de los pájaros, la soledad de la calle, su cerquillo y otro mechón despeinado enmarcaban esa escena. Observaba un cuadro de palomas abrazándose en lo alto de un poste, también se besaban. Quería quedarse ahí, fuera de los límites, de la realidad encerrada. Pero le abrieron la puerta y tuvo que pasar de pronto.

Desperté entre melodías de Juan Luis Guerra, recordando que nos habíamos encontrado una vez más en los sueños. En el lugar donde nada nos limita y lo oculto sale a flote. Las melodías seguían y se encargaban de llevarme a otro lugar donde bailábamos, suave como si un vínculo nos uniese. De pronto las miradas a los ojos se encargan de prolongar los minutos y dibujar sonrisas poco a poco. Disfruta tanto las miradas, así como las palabras suaves que caen con delicadeza, como ese roce intencional o como las sorpresas que dejó de hacer hace mucho.

Había olvidado lo que es salir los domingos, esos días cuando había almuerzos en la casa de la tía. Las calles están desoladas, tranquilas, llenas de carros estacionados de otras personas que también tienen almuerzo en la casa de la tía. Y los miles de pajaritos que se apoderan de las veredas toman vuelo cuando pasamos en el carro. El paisaje está dibujado entre los marcos de la ventana delantera del carro. Una sensación buena olvidada. Y después sonó Stone Temple Pilots en el carro y llegaste de invitado a mi mente de inmediato. Imagino muchas cosas.

Tengo la hoja en blanco al frente. Lista para aguantar cualquier cosa, cualquier tipo de historia. Recibo mails, recibo canciones, muchas, como antes. Una vez más puedo dibujar una sonrisa. Imagino y me transporto junto a ti. Pienso, con la música como acompañante en como explicarme para ti. Te imagino sentado al costado solo observando. O haciéndote una exposición con Power Point de por medio. ¿Así me entenderías? No me conoces, soy otra, soy diferente.

sábado, 8 de mayo de 2010

Te retomo

Te retomo.
Y la verdad es que no puedo asegurar que soy feliz.
No lo se, creo que no lo soy.
Conversación en un taxi.
Conversación caminando.
Conversación en la cama.
Podría reposar en el silencio de las 2:45 a.m. para siempre.
Sin pensar en nada, inmóvil, echada.
Tú, tú y… tú siempre.
¿Y yo?
¿Y nosotros?
No existimos.
No existimos.
Grábatelo, porque no existimos.
Reposo sin miedos,
Sin sueños,
Sin pena ni odio.
Sin amargura,
En blanco.
Te retomo,
Pero
¿Acaso me conoces?
¿Qué sabes de mí?
¿Al menos mi color favorito?
¿Me preguntas como me siento?
Te retomo
Y no pasa nada.
No hay cambio.

martes, 27 de abril de 2010

Hoy soy del viento.

Hoy solo quiero un helado de menta.
Caminar bajo el sol.
Encontrarte en el camino.
Decirte que no estás derrotado.
Explicarte que todos nos sentimos diminutos frente a la presión del mundo.
Hoy quiero comerme la plastilina de Gianluca.
Meterme a una piscina, aunque este nublado.
Olvidarme del mundo y solo escribir.
Hoy quiero estar echada en un jardín.
Quiero sentir el aire frío.
Hoy quiero estar en un columpio y sentir como mi estómago se mueve.
Conversar en silencio, solo con la mirada.
Hoy el olor del café no estaría mal.
Hoy es un día para no pensar.
Meter la mano en un balde de pintura y sonreír.

domingo, 25 de abril de 2010

Es domingo

Me perdí en medio de la berma central, me había transportado. Los rayos del sol embellecían todo. Solo observaba e imaginaba estar caminando por ahí, rodeada de toda esa cantidad de verde. Estaba distraída y se nos pasó la entrada. Era un domingo con sol, un domingo que adormece y que provoca sólo ir al cine. Yo me imaginaba en la pantalla, sumergida en otra historia donde solo importan los hechos a venir. Yo era la protagonista, actuaba y estaba encantada por la escenografía. Otras veces era la espectadora, solo miraba con las piernas estiradas, relajada en la oscuridad, una vez más sin pensar. Pero hoy es domingo. Ayer, en cambio, repetí la mirada que juzga. Hago una pausa y veo el reflejo de la engreída, de la picona, de la amarga, de la hostil, de la oculta. Una Romina, luego de tres. La arquitecta bajo la mirada imponente de los edificios. La tímida que sonríe, la mala onda mandona. La que cree que siempre está en lo correcto. La celosa. Finalmente, la que se encuentra en medio de la nada. La que quiere desligarse de todo, ser egoísta y tirar la toalla. Quiere un momento para sí. Y el domingo, los sueños vuelven para atormentar y hacer presión.

miércoles, 21 de abril de 2010

Miradas decepcionadas

Hoy no tenía sentimientos. Caminé a casa porque debía hacerlo, no tenía ganas pero tampoco flojera, simplemente era a donde tenía que llegar. Ya se siente el frío…, llegué a ponerme pijama y a echarme, en la cama de mamá, a ver televisión. A descansar un minuto, a hacer una pausa dentro de tanto movimiento. No quiero pensar ni preocuparme. Después de jugar un ratito con Gianluca y sus plastilinas, me senté frente a la pantalla. Debía empezar una búsqueda, pero de pronto, los sentimientos se asomaron por la puerta. Solo echaron un rápido vistazo, pero fue suficiente para hacer que los siga. Me dirigí entonces al bosque de antaño. Reposé en las pocas hojas que todavía deja el otoño y me acomodé pero, por dentro, todavía estaba incómoda. Recordé y pensé que mejor es así, tal cual están las cosas. Porque no vienen al caso las miradas decepcionadas y amargas. Ni los silencios infinitos que mueren por ser asesinados. El tiempo es infinito y es lo único que me abriga en este momento.

lunes, 19 de abril de 2010

Hey, how do you do?

Apenas tocó el piso, un charco de tristeza se encargó de empaparla. Miró al cielo y hoy también el colchón de nubes ejercía presión sobre sus sentimientos. Ayer pasó igual, el cielo estaba extraño pero hermoso. Recordó entonces el día anterior, cuando el limite entre la arena y el mar era confuso. Donde se encontraba en otro territorio indefinido por la horizontalidad que se experimentaba. El gris lo invadía todo, pero la calma era gratificante. El olor, el aire lleno de historias. La mirada perdida en el horizonte. Finalmente imaginando escenas. Haciendo un esfuerzo por secarse siguió caminando. Esas diez cuadras son necesarias siempre, para cambiar de careta, redescubrirse y prepararse para, luego, colocarse una nueva, una vez más, al igual que Tarcila. Las dudas son su peor enemiga, hacen que cuestione todo, se encargan de angustiarla. Pero esta vez decidió apartarlas. Estaba caminando sola y ya lo ha hecho por bastante tiempo. Uno llega a acostumbrarse, lo llega a disfrutar. Conversaba con ella misma mientras andaba. Pero en silencio como siempre. Conversa con ella porque así no hay forma de que los comentarios queden sueltos, en el aire, sin nadie que los acoja. No confía en nadie y ya no quiere confiar en ti.

viernes, 16 de abril de 2010

La música en dos tiempos

La música suena y empieza su recorrido. Hace mucho que no puede descansar en tus hombros. Recurre a otros hábitos en reemplazo. Se conecta a otra dimensión donde reina la imaginación. Muchas veces la música corre rápido como el alcohol en su cuerpo. Provoca a los sentidos y muchas veces también te olvida. Muchas imágenes se cruzan con velocidad, pasan frente a sus ojos cual película. Movimiento imaginado, acciones no permitidas pero soñadas. Al instante, otra clase de música aparece. Queda pensativa, imaginando otras cosas con más calma, pero con más anhelo. Es cuestión de minutos. De pronto, alguien tiene que rescatarla. ¿Alguien desea hacerlo? Alguien lo hace. Tú no apareces, pero no es necesario.

Todos abrumados, todos apretados. Es el calor. Todos a mil. Todo corría muy rápido, el viento, la imaginación, las palabras, los pensamientos. Bochorno, era la música. No cambiaria leer un libro en el bus a ver por la ventana. No es perder el tiempo. Es aprovechar el espacio. Son experiencias. El ritmo te invade y se apodera de tu cuerpo, de tu mente. Todos se mueven igual. Y me invade la necesidad de plasmar todo eso para poder, luego, ser “normal” y cumplir con mis obligaciones. Mi mente se dispara sin temor y no me alcanza el tiempo. Antes estaba detenida, parada en otros tiempos, pensando que tal vez eso era lo que necesitaba. Lo necesito. Y una mano sin querer provoca. Un nuevo ritmo que no recordaba vuelve. Épocas de otros años. Ese ambiente, esa música. Esas ganas de bailar y provocar. Vuelve el cerquillo otra vez.

miércoles, 14 de abril de 2010

Roces

Parecía tener el corazón en la garganta, latía muy fuerte, muy rápido. Estaba nerviosa. Él tiene la capacidad de cambiarla en tan solo un instante. Estaba nerviosa porque tenía miedo de que eso pase una vez más. Temor de que ese poder sea tan grande y tan dominante como otras veces. Son gestos. Ella cierra los ojos para evitar cualquier riesgo. Deseaba tranquilizarse, en realidad no sabía qué es lo que estaba sucediendo. Roces, miradas que no se dan. Palabras que carecen de significados. Roces una vez más. Antes de que ingresara al mismo ambiente en donde se encontraba ella, la angustia estaba apoderándose de su cuerpo. En su mente, otras cosas sucedían, pensaba en el pasado cercano. En otros momentos que deseaba. Roces. Pero el silencio que se reflejaba en sus ojos era muy fuerte. Tenía miedo de voltear y enfrentarse a lo que le esperaba. Roces, pero se siente distante. El miedo ahora está presente, se hace notar. Ella prefiere evitar esos contactos que no parecen ser. Que no existen.

lunes, 12 de abril de 2010

Hoy no pensé en nada, solo en ti.

Esta vez no pensé en nada. Todo es muy difícil. Y aunque no te guste saberlo, los dos tenemos un mundo aparte. Hoy no pensé en nada. Hoy solo vi revistas e imaginé como sería nuestra vida. Nuestra casa. Y ese lugar que todavía no puedo definir, pero sé que tendremos. Un lugar creado por los dos y para compartir. Con tus gustos y los míos. Lleno de dibujos y de libros acerca de todo. Con paredes de pizarra para garabatearnos a escala. Con una pared para pintarnos cuando nos provoque. Y un cuarto con música siempre sonando para refugiarnos de vez en cuando. Y la gran ventana invitando al exterior, para que te entretengas observando. Hoy no pensé en nada, solo en que te quería hacer feliz. No tenía prisa, no pensé en nada.

sábado, 10 de abril de 2010

Mézclate y confúndete.

Por circunstancias ajenas.
Por comportamientos y actitudes.
Tal vez por mí.
En realidad, sí, por mi.
Observo.
Observo mucho a las personas y sus actitudes.
Su comportamiento.
Y a veces prefiero callar.
Prefiero no hablar.
En mi cabeza se forma un mundo.
Uno que pocos conocen y entienden.
Es por eso.
Y escribo.
Y así puedo hablar de ti, referirme a él y conversar contigo.
Te quiero.
Y no se a quién se lo digo.
¿Acaso tú no sientes esa necesidad de contacto?
Solo me gustaría saber eso.
A veces los nervios te consumen, hacen una fiesta en tu interior y es divertido.
Escribo para estar tranquila.
Para liberarme.
Lo que pasa es que me gustan las sorpresas.
Así como sorprender.
Imagino mucho, ese es el problema.
Así como estoy pendiente cada vez que suena el teléfono.
Expectativa pero mucho miedo.

miércoles, 7 de abril de 2010

Me gusta cuando escribes esporádicamente.

Necesitaba quitarme tu olor. Tú no lo sientes, pero yo estaba impregnada de ti.

Me siento débil cuando se quejan de mí, de mis acciones o de mis actitudes. Me siento débil cuando no logro hacer las cosas bien. Porque siempre quiero hacerlo todo perfecto, aunque hace mucho que deje de ser perfeccionista.

Ayer me soñé con el pelo largo, era otra persona.

Hoy entré a la casa y sentí otro ambiente. Sentí que estaba desligada, que vivo en otro mundo. Tengo dos mundos y solo quiero uno.

No quiero ser engreída, pero lamentablemente lo soy.

Tengo dos ronchas en la pierna, no me acuerdo cuando fue la última vez que tuve alguna. Me rasqué tanto que ahora tengo una herida. Sentí que volvía a tener cinco años.

domingo, 4 de abril de 2010

Un frasco de boticario.

No puedo andar ni atrás, ni adelante. En realidad siempre he estado atrás. No escondida, pero tú si me llevabas algunos pasos de ventaja. Tú siempre solitario, tú siempre individual. Yo separada por un silencio ensordecedor. Un silencio que apaciguaba todo, eso creías tu. Un silencio que ocultaba, pero sin embargo dejaba ver muchas cosas. Desde que empecé a andar atrás, tenía la oportunidad de ver con claridad el panorama. Me encontraba con pequeños detalles en el suelo, que tú no veías, y que yo decidía recoger. Un día mis pasos se toparon con un frasquito de boticario. Transparente y puro. Vacío. Era para guardar lo más preciado. Chiquito, porque las grandes cosas siempre vienen en porciones pequeñas (eso es lo que dicen). Tú seguías adelante, nunca volteabas a verme, a preguntar como iba el camino atrás. No parabas. No te ofrecías a esperarme. Yo a veces tenía que correr, me agitaba y no tenía ni un vaso de agua. Al principio yo entendía que tenías prisa, que tú me estabas guiando. Por eso mantenía tu ritmo. Para no perderme, para no perderte de vista. Pero aunque te gritara, tú no escuchabas, el silencio te sofocaba, hasta a veces parecías ciego. Como si una nube, se te haya cruzado en el camino. El frasquito lo llevaba cerca de mí siempre, en una mano, o en mi mochila. Era lo único que me calmaba. Lo sacaba con frecuencia para llenarlo de cosas bonitas que veía en el camino, con la esperanza de regalártelo algún día. Para que vieras, como yo atrás de ti, había sido así de feliz. Y quería que te imagines como lo sería si estuviera a tu ritmo, a tu lado, ayudándote a eliminar esas nubes que muchas veces te llovían encima. Pero las vendas en los ojos no se iban. Poco a poco, por cansancio y para saciar mi sed, llenaba ese frasquito, puro y transparente, con algunas de las lágrimas que podía recuperar. El frasco era chiquito y a pesar que muchas veces estaba cerca de llenarlo. Por las mañanas, siempre aparecía vacío, o con muy pocas gotas. Pasaba que por las noches antes de irme a dormir, lo dejaba abierto, entonces estas gotas retornaban a las nubes. A las nubes que se topaban contigo, pero que tú no lograbas ver. Mi desesperación por detenernos alguna vez, para tomar unas gotas, iba creciendo y de pronto la poción que iba juntando en el frasquito transparente y puro, se volvió oscura. Ahora era casi morada con toques azules. Reflejaba las noches solitarias, sin luna, sin estrellas. Ese líquido era más espeso, más denso cada vez, por lo tanto más difícil de evaporar. Esta vez el frasco se llenó con velocidad, pero ya no me provocaba beber de él. Es mas, a veces ni deseaba verlo, porque me entristecía ver esa sustancia que yo emanaba. Tu mientras tanto, seguías adelante, a veces parecía que retrocedías, que me estabas esperando. Pero todo era una ilusión. Un simple espejismo provocado por mi deshidratación. El frasco se llenó, la tapita de corcho solo lograba entrar con esfuerzo. Ahora yo ya no tengo donde colocar mas de esa sustancia. Tú, ahora corres. Y yo con más fuerza y velocidad me canso. Podría darme media vuelta y seguir otro camino. Pero no se qué existe que me liga a seguir por ese que nos une. Yo creo que esa esencia tiene parte de ti y necesita reunirse contigo. Volver a su origen y dejarte ver las cosas con claridad una vez más. Ahora yo quiero liderar el paso, pero solo porque me embriagué de rencor.

viernes, 2 de abril de 2010

Sonrío

Me muero de calor. Ahora me duele la cabeza y de la nada, la flojera se me coló como por un descuido. Quiero estar sola y no tener que conversar con nadie. Ni me provoca sonreír por educación. Pero recuerdo como me hablabas al oído, eso me causa gracia. O como cuando me saludas con beso y obligado, saludas también a la persona que este a mi costado. Pero solo a una, a nadie más. Sonrío.

Todas las hojas son del viento.

Toda la escenografía era morada, con toques azules, con un brillo especial. El camino era de adoquines, estaba descalza y sentir el contacto de los pies con el pavimento era algo particular. Las hojas de los árboles eran color aceituna y la noche estaba alumbrada por la luna. No había ningún rastro de verde aunque lo sentía presente. Los tambores se escuchaban a los lejos, provocándola, hipnotizándola. Por ultimo, guiándola. La tierra rozaba sus dedos con una fuerza desconocida que la conectaba con el suelo. A veces, el frío del pasto esporádico la aliviaba. La música seguía sonando, seguía invitándola, acompañándola. No sentía miedo, estaba segura pero excitada, no sabía lo que le esperaba. La melodía sonaba cada vez más fuerte, ya formaba parte del ambiente y se le metía hasta por los pies. Quería correr, bailar. La percusión era provocativa, la incertidumbre reducida pero conforme se iba acercando a la fuente esta crecía. El inicio de esos sentimientos la esperaba. Las notas la rodeaban cada vez más generando un brillo a su alrededor que al parecer la hacia volar. Al llegar, la música era tan potente que parecía evitar su ingreso. La única condición para formar parte de todo ello era dejar sus prejuicios y limitaciones en el cuarto de los abrigos. Todas esas grandes criaturas que se encontraban celebrando, sin duda no eran humanas. Festejaban su libertad y eran felices. La fiesta era una mezcla singular de personajes que habían optado por dejar sus disfraces a un lado. Había piratas, gigantes, toros, de todo, hasta lo inimaginable. Por un momento, y lo que duro la fiesta, pudo ser libre, estaba embriagada de la melodía. Sonrió y conversó abiertamente. Compartió muchas cosas y bailó con actitud. Estaba exhausta, solo recuerda haber amontonado hojas color aceituna que se encontraban esparcidas por el piso y se recostó calmada, feliz. El sueño fue profundo. Al despertar, vio a su costado el traje humano, lleno de defectos, de limitaciones. Se sintió decepcionada y una suave melodía rozó su rostro pálido: “toca la puerta cuando quieras”.

Lo inestable

Me paro en una superficie suave, inestable, confusa, engañosa. No se a dónde dirigirme. El piso es como el hielo, si desprendo una solo gota de mi ser, resbalaré y caeré en mil pedazos. Quiero, desde lo alto, caer en una piscina y permanecer en el fondo. Quiero que el viento me lleve consigo. Quiero que el mar me abrace en sus olas. Quiero estar en un lugar diferente en donde no existan los pensamientos. Quiero caer en un abismo y olvidar lo inestable.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Alice in Wonderland

Era de noche. Esta vez no usó las veredas y decidió entrar en el bosque oscuro, caminar junto a los arboles, y bajo su sombra, con la esperanza de caer en un hueco y despertar en un mundo extraño.

lunes, 29 de marzo de 2010

Rara

Aproximadamente, durante tres días a la semana y durante los próximos cuatro meses experimentaré sentimientos… RAROS.
Debido a la señora de verde que se te tira encima.
Y porque la otra señora gorda se queda en la puerta y no deja pasar a nadie.
Y a causa de el hombre vivo que te gana el sitio.
Y por la falta de respeto que la gente tiene por los demás y por si mismos.
Y además, el borracho que se cayó.
Y están los que te pisan y no piden perdón.
Y el que se hace el loco para no pagar pasaje.
Y el que se te avalancha para bajar.
Y el que maneja como si estuviera en un videojuego.
Y en casa, la bisabuela que se cree mamá. Y la mamá que no está. Y la abuela que molesta engríe. Y los nietos que hacen bulla. Y la chiquita engreída que no sabe hablar, sino gritar. Y todos hablan a la vez. Y los mails que no respondes. Y los mensajes que llegan tarde. Y la distancia que nos separa. Y las conversaciones con otros. Y el cansancio que solo un abrazo no dado lograría aliviar. Y los te quiero que no vienen al caso.

Y sus pecas me dan risa porque me recuerdan a mi.

Caminé a paso lento, sin abrigo, sin prisa. Caminé sin el miedo que a veces me asecha. Caminé observando mi sombra que parecía ser otra. Caminé porque el viento me estaba limpiando, con fuerza, con frío. Miraba el piso, pero mi mente estaba en otra parte y mis ojos casi estaban cerrados. Y el cerquillo ahora estaba revuelto. Y quería escribir todo en ese momento. Y pensaba que mi sombra reflejaba lo fuerte que parecía ser, cambiamos papeles. Ahora yo era la que me escondía. Porque estaba triste. Porque no entendía porque había esa barrera. Porque no entendía las contradicciones. Porque te extraño. Ahora estaba silenciosa como la luna que me esperaba al voltear la esquina. Presente pero callada, porque está molesta, porque le duele hablar. Inmensa pero tímida, estaba presente para consolarme, para distraerme, para darme los abrazos que necesitaba. Y las frases se me olvidan. Y te extraño.

domingo, 28 de marzo de 2010

No puedo concentrarme en absolutamente nada. Sentada frente a la pantalla, con las piernas encima de la silla y la cabeza baja. No estoy cansada, pero tampoco con energía. Necesito echarme y empezar a hablar de lo que quiero, de lo que me gustaría. Pero necesito de tu parte para que me oigas. Necesito que prestes atención. No porque te lo pido, sino porque realmente te interesa. Me gusta cuando hablas suave, despacio. Me gusta cuando tratas de convencerme de algo. Pero no me gusta cuando me presionan para hablar. Permanezco en silencio absoluto y romper esa barrera se hace infinito. Necesito convencerme de las cosas y que eso está bien. Problema.

Como un zoom en un cuadro de Van Gogh

Tengo que disculparme con algunas personas. Agradecerles a otras y finalmente descubrirme una vez más. Confusa. Extraña. Sin palabras en la boca. Atrapada. Anacrónica. Con miles de apuntes a mi alrededor y sin poder encontrar un hilo conector para estos fragmentos.

Caminando por el malecón descubrimos varias cosas. Aprendimos a cerca de nuestros gustos, comprendimos que somos arquitectos. Entendimos que podemos reír y conversar. Que podemos detenernos y el tiempo también lo hace. Observamos a nuestro alrededor y entendí qué es lo que deseo. Dejamos que el sol nos abrace y que el infinito nos lleve de viaje.

Me gusta compartir contigo, solo que a veces te siento muy débil.

La rara, la complicada, la engreída que no cambia de cara, esa es ella.

Estaba metida en una encrucijada. Era un lugar en donde las telarañas no dejaban de cruzarse en su camino. Sentía un bochorno exagerado pero no era por causa del sol radiante. Rostros ajenos la perseguían, murmullos a lo lejos y cercanos rozaban sus oídos.

Me gusta refugiarme en los olores, tal vez porque abrazo muy poco y siento que ellos me abrigan y me acompañan.

No me gusta tomar decisiones. Y soy complicada para pedir perdón.

Soy una chica que no usa anillos, al menos que alguien me de uno de compromiso. O no usaré uno hasta ese día. No uso pulseras, salvo el aro que tengo en la mano derecha, desde que tenía 9 años y ya no me sale. Uso el mismo reloj desde que estoy en 6to de primaria. No uso collares. Uso los mismos aretes de perlas todos los días o al menos algunos del mismo estilo. No uso el pelo suelto al menos que este largo. Uso vinchas, pero cada vez menos. Llevo la uñas cortas siempre.

Juguemos ajedrez o seamos humanos. ¿Qué prefieres? Yo los combinaría. Yo quiero jugar.

Estábamos navegando en un mar azul. Con la marea alta. Con riesgos de perdernos para siempre. La única salida era sumergirnos. Por un momento, por la llegada de un tercero, la imaginación dejo de funcionar. Las camas tomaron su posición original. El cuarto estaba estable.

Un sueño de otra dimensión, otra época del año, otra estación. Era otoño pero no uno limeño. Había barro, humedad, hojas secas que crujían y hacían melodías. Era una atmósfera de película. Quedó maravillada, tal como cuando va al cine.

El sol se fue, pero necesitaba estar en ese lugar, relajarme, distraerme, expresarme o simplemente pretender ser la escritora que quiero ser. La lluvia amarilla ya se agotó. Los árboles ahora no lloran y parece que el invierno se cansó por completo y decidió marcharse. Solo me hace falta un cigarro para sentirme grande o completamente loca para estar sola en ese lugar. Tal vez me gustaría ser reportera, no lo se. Pero si me gustaría andar descalza por el jardín húmedo y frío. Y tocar todo lo que sea posible. Quiero ser libre. Quiero echarme y descansar en sus brazos amarillos, quiero que me embriague y solo un momento para disfrutar esto.

Salir de casa es lo más difícil, es lo peor. Pero una vez fuera, el ambiente es distinto. Acogedor. Acá no hay nevadas ni lluvias fuertes, pero atravesar ese camino y andar bajo esa lluvia amarilla te hace renovar. Es incomparable.

Estaba echada en el piso y entendió que estaba formada por pedazos. Tenía parches por doquier. Cada uno significaba algo en particular. Esta conformada por visiones, por recuerdos, por olores, por pensamientos, por sensaciones, por palabras de los demás. Su cuerpo está hilvanado. Es un borrador. Por eso, si alguien tira muy fuerte, este puede terminar roto. Está por definirse, está en un proceso de cambios.

Dos mentes en la alfombra. Una en un sofá. Cada una por su cuenta. Una noche para recordar o para olvidar. Tal vez sus mentes se encontraron por un momento como dos miradas. Como tú y yo. O como yo quisiera entre tú y yo.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Me encontraba sentada en uno de esos muebles donde colocan a los bebés, para examinarlos y medir cuánto han crecido. Era marrón y tenía miedo de romperlo, a mi edad no debería haber estado ahí. Pero sin embargo, ahí estaba frente al pediatra, entre esas cuatro paredes, en ese consultorio que aproximadamente, a mi parecer, sigue igual desde hace 12 años. Le contaba acerca de lo que sentía, mientras él observaba lo que mi cabeza sugería como el problema. Hablaba con la voz temblorosa, en cualquier momento podía estallar con facilidad. Los nervios querían apoderarse de mí, pero creo que pude controlarlos de alguna forma. Las descripciones del dolor que lograba relatar, eran muy vagas e imprecisas. Es algo raro y siento que algo anda mal, decía yo. Finalmente, no era nada grave y creo que todo estaba en mi mente. Entonces, lo que me recetó el doctor fueron unas vacaciones. Aunque ya me encontraba en ellas y ya había salido de la rutina. No más trabajo, ni clases, al menos durante una semana. Necesitaba relajarme, lo necesito. Pero así no tenga nada que hacer, igual me despierto temprano y matar las horas sin esperar nada, no es algo placentero. ¿Dormir? ¿Para qué? Si mañana será un día igual, no hay nada espectacular. Monotonía o simplemente la sensación de sentirse sola. No hay nadie disponible, ningún compañero aventurero, ningún príncipe al rescate. Nadie que piense como tú. Nadie en quien confiar, con quien contar más que con tu orgullo… Soy como una niña (que todavía va al pediatra), que cuando le dicen algo, se queda con la ilusión y la esperanza de que eso se cumpla. Solo que con el tiempo, aprendió a reprimir la emoción que genera la expectativa porque sabe que la mayoría de veces que algún adulto habla, no se cumple.

lunes, 8 de marzo de 2010

Tengo una lista.

Tengo un cuaderno amarillo con flores azules que un amigo me regaló para que no dejara de escribir. Tengo el alma fría y llena de rencores. Tengo una fábrica de sueños que deseo clausurar. Tengo una mente que sirve de hipódromo para las palabras y una boca que las hace prisioneras. Tengo una mirada muy mal educada. Tengo un corazón que se agita y náuseas que vienen y se van. Tengo un río en mi interior que se desborda con facilidad. Tengo miedos que se esconden. Tengo ganas que se disfrazan. Tengo dudas, pero más miedos que dudas. Tengo las uñas cortas y miles de esmaltes de colores. Tengo una sonrisa difícil y la manía de presionar muy fuerte a la hora de escribir. Tengo la ilusión de ser diferente y la costumbre de ser antipática. Tengo una inquietud.

jueves, 11 de febrero de 2010

El viento corre fuerte esta noche. Recuerdo ese día cuando estábamos paradas frente a la puerta del hotel, en otras tierras, y el viento soplaba igual o casi más fuerte. Definitivamente más fuerte, parecía que un ventilador gigante estuviese puesto enfrente de nosotras o para hacerlo más interesante, mi memoria puede fallar pero creo que había un gigante soplándonos como si fuéramos dientes de león. Ahora el viento sopla parecido pero nunca igual. Porque las cosas no siempre son iguales. Esta vez el gigante se atreve un poquito más, traspasa mi piel y juega con mis pensamientos. Corren rápido como su aliento, pero a pesar de eso me libera de ellos, me refresca. Tal cual lo hace un vaso de chicha, que además me abriga y abraza en la oscuridad con el ligero dulce que destila.

Mi cabeza está cargada, la noche ligera y dispuesta a todo. Su espíritu me contagia, me calma.

domingo, 31 de enero de 2010

Quiero decir que te quiero

Anduvo descalza durante toda la tarde y gran parte de la noche. Sentía el frío refrescante del piso en la planta de los pies, lo más probable es que por ahí se hayan colado esos seres diminutos que se dedican a investigarlo todo. Estos individuos son tan pequeños que a simple vista nadie puede notar su presencia. Son veloces y cuando ubican a su presa, su estadía en ella no tiene un plazo definido. Generalmente, vienen de visita cada tres meses o más. Y cuando logran encontrar un refugio seguro de cualquier ataque, no se van de ahí hasta cumplir su objetivo. La persona invadida por ellos sufre de ansiedad, de nervios que recorren todo su cuerpo sin saber de donde provienen exactamente, porque andan por ahí dando vueltas como en un circuito sin fin alguno. No puede permanecer quieta, necesita estar en movimiento constante para no pensar y no dejar que los invasores conozcan sus más íntimos secretos. Porque una vez que ellos los sepan todos, la conducirán a que haga lo correcto para que el curso del universo pueda seguir como es debido. Otro síntoma es el silencio, que también viene de visita para presionar a los pensamientos y que se rindan con facilidad ante sus nuevos inquilinos. Las palabras se van de viaje y es difícil retener la concentración. El hambre también se vuelve extraño, se vuelve pequeño e indeciso. A veces se tiene la ilusión que después de dormir y al despertarse a la mañana siguiente estos seres se habrán ido. Pero sucede todo lo contrario, ellos invaden hasta el subconsciente y actúan en los sueños. Se apoderan de ellos, son sus nuevos dueños. Despiertas más rápido, más temprano. Tratas de no pensar pero siguen ahí. La única manera de ahuyentarlos es haciendo una fogata y ahogándote en canciones.

martes, 26 de enero de 2010

Camino

Existen momentos en los cuales sabes que vas a caminar. Lo sientes dentro de ti, son como impulsos que recorren todo tu cuerpo y se plantan en los pies. Y empiezas a andar observando todo a tu alrededor. Por momentos, esquivas el sol y durante otros disfrutas que el viento despeine tu cerquillo. Haces una parada, en una carretilla de helados, para comprar provisiones y refrescarte durante el camino. Sientes una sensación perfecta en tus labios, en tu boca y sabes que se trata del “sabor rojo”. Volteas la mirada y te preguntas ¿Quiénes somos? ¿Trabajadores de por vida?- te respondes. ¿Tú, a donde vas? Ves a lo lejos empleados de un supermercado y más adelante a los guardianes de algunos restaurantes. Luego te ves en el reflejo de una vitrina y piensas -por lo menos tú tienes a donde ir mañana- y al instante sales de ese pensamiento. Disfrutas el helado, sabes que tu boca esta cada vez más roja y una gota se desliza por tu brazo. Te limpias sin importar y disfrutas del camino. Disfrutas caminar por tu ciudad, aunque sabes que no es la más bonita del mundo pero sabes que es tuya y que perteneces a ella. Disfrutas sus sonidos, sus colores. Pasas por más vitrinas y te divisas una vez más en ellas, solo para ver como va ese cerquillo. Pasas delante de esos avisos publicitarios gigantes y los tocas. Sientes el metal y luego pasas por la esquina del eucalipto. Ves y sientes el crujido de sus hojas y esos copitos triangulares que regala a los que pasan por ahí. El piso esta repleto, pero no se ve sucio sino inevitable, te encanta. Pasas el palito de helado sobre la pared de ladrillos blancos y escuchas melodías y sientes el ritmo. No te ensucias las manos, pero más adelante, te das cuenta de que las paredes lisas son aburridas.

domingo, 24 de enero de 2010


Podría poner mi mano sobre un papel, dibujarla y dejar que el resto escriba sobre ella. Y hacer un ejercicio de segundo de media. De repente, así el panorama sería más claro.

Hecha a la medida, si al caminar anduviéramos con el mismo ritmo. Si nos atreviéramos a contar lo que sentimos o pensamos. Si bailáramos…

¿El camino de lo objetivo o el camino de lo subjetivo? Definitivamente el camino de lo emocional, de lo artístico, el que apela a los sentimientos, a las sensaciones. Una banda, una canción, un día de sol. Una banca en el parque, una llamada, una risa. Una palabra, una sonrisa.

Que singular esa vida, fumarse un cigarrillo y salir a pasear al perro (me conseguiré uno en algún momento). El eucalipto en la berma central, la esquina del quiosco y el recuerdo de cuando el amor era libre… Parece un día de fiesta. Otra vez insisto, parece que la navidad y las vacaciones se acercan. La casa está llena. Todos salen y se preparan para algo especial. Cortes de pelo, ternos, corbata. Los nietos juegan por ahí y llenan la casa con otro espíritu. Imposible concentrarme. Y yo metida en un libro sin poder despegarme.

Tomarnos de la mano es importante, sobre todo cuando hace frio. Es una conexión única.

Los sueños se complican cada día más. No duermo, ni descanso bien hace tres noches. Mayores miedos y molestias surgen en ellos… y las mariposas blancas me persiguen, son como pensamientos.

Había salido recién de la ducha y con la toalla en la cabeza procedió a lavarse los dientes. Llevando la mirada al espejo se percató de lo que había vivido. Conversación entre extraños, así se titulaba ese capitulo. Felizmente la luz del recinto era cálida, de otro modo las lágrimas se habrían apoderado de ella. Retornó en su mente a los diez minutos previos al baño. Se vio sentada frente a la pantalla y con la mente en blanco a punto de decir “Creo que me voy a bañar”. Necesitaba un respiro…

Quisiera tener una capa que me haga invisible. Salir de este lugar y escaparme, al igual que en mis sueños. No quiero que me encuentren. No quiero que me encuentres. No quiero verte tampoco. En los sueños siempre me haces llorar, en un ambiente cerrado se me hace difícil respirar. Me siento incómoda.

A veces cuando se levanta con los ojos hinchados, siente que ha llorado en sus sueños. Ya van varias veces.

Un beso para mi si es importante, dice muchas cosas. Transmite todo. Yo no creo que debas andar por la vida regalándoselos a cualquiera. ¿Cuál es el momento más feliz o esperado de tu semana? Yo no tengo. Es que no hay una rutina. Además, no podría garantizar que esos días siempre serían igual de geniales.

Se quedó quieta y dejó que la melodía se apodere de su cuerpo y de su mente. Estaba como en otro estado. Todo es neutral. Recuerda el sueño de la noche anterior donde no era de nadie… hubieron muchas pausas.

Siento que es una de esas tardes de colegio. Una tarde hace cuatro años. Era invierno y llegaba a casa como a las 5:30 pm después del futbol. El ambiente es parecido hoy, pero no solo eso, la sensación de rareza es la misma. Está nublado, gris y me quise desprender de las responsabilidades. Siento que falta algo y estoy nerviosa. El gigante rosado pisó el rompecabezas y las piezas están regadas por todo el lugar.

Hoy no me provoca tomarme un trago, ni comer un postre. No me provoca ni una galleta. No me provoca estar rodeada de gente, ni escuchar sus comentarios. Me bastaría con solo una persona. No necesito de grandes viajes para “vivir”. Me bastaría tener una mochila y una persona. No cualquiera. Sino una que pueda permanecer en silencio, una que esté dispuesta, que no viva cansada, que comparta algunas cosas conmigo (solo algunas). Me basta con la noche, la luna y las estrellas de vez en cuando. Escenario perfecto. Me bastaría si recibiera un abrazo, no se si uno tuyo exactamente, porque no me gustaría llorar mañana o cuando partas. Pero hay cosas que son inevitables. Como impedir que mas pecas decoren mi cara en verano. Como no cortarme el cerquillo cada mes. Como no ver que el pelo se me cae diariamente. Como no escuchar que ese señor que es mi papá se altere, grite y diga “no estoy gritando”. Como no escuchar a mi mamá decir NO. Como no ser tan valiente para agarrar la tijera y cortarme el pelo chiquito (más chiquito todavía). Como dejar de quererte porque para mí tienes una magia especial. Como no llorar por lo menos durante tres días al mes. Como no cambiar mi cara de poto cada ves que cruzo esa puerta. Como no verme al espejo cada vez que lloro. Como no sentirme sola de vez en cuando. ¿Cómo no?

lunes, 18 de enero de 2010

De regreso

Decidió tomar un descanso en el refugio de antaño. Procedió a acomodarse en un montón de hojas secas que le servían a modo de colchón. Quiso solo recostarse y estirar su pequeño cuerpo, sin embargo, un aroma frío de nostalgia entró por su rostro y la invadió hasta la punta de los pies. Decidió entonces taparse con más hojas y así evitar que se le escape ese sentimiento que buscaba desde hace mucho tiempo. Y así, en tan solo un instante, ya se encontraba en otro mundo, pero siempre atenta y pendiente del tic tac incesante de las manecillas del reloj. Trató de buscarte pero llegar hasta donde estás tarda mucho, el camino es largo y necesitaba, por lo tanto, más de esos 15 minutos que duró el hechizo. Hola- te hubiese dicho sonriendo, te he extrañado-. Pero estaba tan cansada que te habría invitado a recostarse a su costado y dicho -conversemos en los sueños-. Se quedo dormida y… me quede dormida. Ojalá los tres podamos encontrarnos pronto.