lunes, 5 de julio de 2010

a.m.

Despertarse con el olor a cigarro la hace sentir atrapada, no puede respirar bien, le duele la garganta. Salir a la calle y respirar el monóxido de carbono que producen los carros la hace sentir mareada, presionada y sin escapatoria. El frío amargo lo abraza todo y el fondo gris de la pantalla no la ayuda a ver las cosas con claridad. Solo se deja llevar por el balanceo armonioso del bus durante el camino. Y luego sentir el olor del pasto recién cortado la hace estar más cerca a ti y el olor a tierra y polvo la traslada, la transporta. Solo tu aroma hace que se sienta como en casa.

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