sábado, 28 de agosto de 2010

Los del otro día

Ya no hay tiempo para pensar en esas cosas, aunque a veces sean necesarias porque dibujan una sonrisa en su cara. Y sueña despierta pero es momento de pensar en otras cosas.

Hoy se volvió a graduar de primaria y se hizo el cambio de colegio respectivo.

Detente, has una pausa. Date cuenta de lo que está pasando. Mira como actúan, las cosas andan de cabeza. Y se mira al espejo que refleja confusión, preocupación también soledad. Guíame, hagamos un camino juntos para no mezclar papeles como los demás. No entrar en asuntos que no sean nuestros y decir las cosas claras. Hagamos silencio. Pongámonos ruedas para bajar esta colina y sentir el aire.

Me cansé de las palabras que no dicen nada, que solo reclaman. Me cansé de las voces que murmullan porque no se atreven a hablar en voz alta. Y del silencio ensordecedor ni que decir. Me cansé de mi cerquillo porque no me deja ver. Me cansé de mirar con compasión, me cansé de comprender y de escuchar palabras vacías, que rebotan, que vienen y se van pero no tienen trascendencia porque flotan. Porque el viento se encarga de dispersarlas. Me cansé. Me cansé de tener calma. Me cansé de aguantarme los sentimientos y de sonreírte para no llorar, me cansé de olvidar y ya había olvidado lo que es el cansancio. Porque no necesito mi cama, sino un apoyo verdadero, que no produzca sonidos, sino que hable con sinceridad y posea interés. Perdí el interés y me cansé de mirarme al espejo e imaginarte porque no estás. Me cansé del mundo falso, de la ola de sonidos que inundan mi ser. Quiero irme lejos de ello. De las palabras egoístas, que cuestionan, que hieren y luego piden perdón. De las que hablan solo por mostrarse y no tienen fundamentos y de las que creen que por solo ser pronunciadas ya tienen una vida garantizada. Y de las que el tiempo no permite. Y de las que no se atreven.

Ella está enamorada de ti y tú no lo sabes o no te quieres dar cuenta. Todas esas sonrisas no son en vano, algo producen.

Se siente como en casa cuando te lee.

Triste porque lo estoy y porque nadie me puede decir lo contrario. Cansada. Mirar y oír una película peruana es darle otra mirada a mi ciudad. Es volver a temerle y no sólo a ella sino a la oscuridad y confusión que la visitan con frecuencia. Es inevitable no mirarte a ti como a uno de los protagonistas. El mundo se me derrumba, la ilusión se desvanece y la burbuja se me rompe. Entonces la tristeza invade porque la inseguridad la obliga. Quiero que pase el tiempo ya, una vez más acostumbrarse, tratar de sobrevivir con el resto. Una chela, un día con sol y los planes para una fecha importante. El tiempo se detiene, trato de no pensar en ti. Pienso en ti.

Del lunes 23 al viernes 27

Siento que me desconecté y me desligué por completo. Siento que mis fuerzas se fueron y abandonaron mi cuerpo. Siento que te escribí por largo tiempo y nunca pero nunca te llegaron mis mensajes. O tal vez fue al revés, tu paloma se perdió entre las nubes para ser feliz. Me desligué de la Romina ocupada y segura y vinieron de visita todos los sentimientos de golpe. Me sentí desorientada, todavía me siento así, perdida en el capricho de la enfermedad, en el querer estar en cama sin enfrentar a la vida y a la soledad. Sin querer toparse cara a cara con el error. Siento que no te tengo para compartir mis palabras, mis miradas, mi respiración, los miedos que me agobian. En estos días solo he tenido este resfrío que se convirtió en mi confidente, en el mejor amigo que no pudiste ser, en el que no fuiste. Y ahora tengo miedo de perderlo porque con el puedo llorar tranquila, ser yo misma y hablar de ti y de lo que quería que fuéramos nosotros. Siento dolor y no siento la comida.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Antes de dormir, otra vez.

Fue en el instante preciso en el que pestañó, al abrir los ojos la pantalla estaba de color blanco brillante, y se dio cuenta de todo. Fue en el momento en el que cayó al piso y no quería hablar con nadie más, ni de nadie más. Sólo de los dos, de ellos dos. No quiere preocupaciones sólo estar abrazada con él.

Estaba a punto de contarle todo, de revelarse por completo. Pero el sólo atinaba a reírse, no le dio pie de entrada para ello. En realidad nunca lo hace porque sus pensamientos andan en la luna, tal como él. Porque son dueños de otra ilusión.

De pronto ese boceto que pretendía ser un cuadro se volvió un garabato. Porque todo en su mente se vio llena de esas líneas sin sentido. Ahora es un lienzo confuso, casi negro. Porque cuando un proyecto es de a dos… es de a dos pues y punto.

Odio los dejavú y las noches de insomnio porque sólo hacen que vengan pensamientos malos, llenos de temores. Odio los momentos antes de dormir en ese entonces. Pero en otras ocasiones los amo porque es ahí y al despertarnos donde las palabras tienen mayor significado y verdad que durante el resto del día. Y puedo soñar despierta y continuar dormida. Pero cuando se aproxima un cambio, una nueva etapa, el sueño lo sabe, lo ve venir y se escapa. La expectativa se apodera de la mente y ya nada es verdadero.

miércoles, 11 de agosto de 2010

El pasadizo

Estaba al final del pasadizo largo y oscuro, ahí se encontraba. Alguien le dijo una vez: “está perfecto para cuando te pelees con él, vienes corriendo, cierras la puerta y te echas a llorar”. Pero nunca había tenido la oportunidad de hacer tal cosa, porque él no se encontraba en su vida todavía, y ahora que necesitaba de ese ambiente, ya no lo tenía. Pero pensándolo bien, ella no habría hecho algo así, todo lo contrario, andaría calmada, con normalidad y cerraría la puerta tan despacio que pocos se darían cuenta. Pondría seguro para no ser descubierta, cerraría la ventana y las persianas y en total oscuridad, se sumergiría en tal refugio. El que ya no queda al final de ese pasadizo largo y oscuro pero que es el lugar que más la conforta. Y es así como lo hace, calmada, sin despertar la menor sospecha. Y no para hasta repasar todos sus pensamientos, hasta agotar la última gota dentro de ella. Pero igual si hiciera bulla, nadie se daría cuenta. Normalmente sucede eso, nadie se da cuenta y nadie la escucha, ni muestran un poco de interés. Pero ella se lo buscó, siempre fue así. Ella no muestra interés, ellos no muestran interés. Si no hay pregunta, no hay respuesta y si la hay es muy vaga. Y no existen los planes tampoco, es olvidada. Ella mira más allá entonces, y se da cuenta de las cosas.

lunes, 9 de agosto de 2010


Tengo el desorden en mi vida, en mi mochila, en mis manos, en mi mente, en mi cuerpo. Me confunde y desorienta, no me deja avanzar. Es como si de pronto una nube se postró y atascó entre los hilos de mi chompa, en las puntas del pelo suelto. Y queda poco tiempo, y me pongo nerviosa y quiero detenerlo y tener el mundo en standby, en mute y yo poder estar activa y pasearme entre ellos y ellas y jugarles bromas. Y quiero bañarme y reposar bajo la luna y pensar que así todos estos pensamientos se apartarán. El frío no me deja sentir los pies y con las justas las manos. Vive esperando que sea viernes y correr de la realidad y ser princesa… Y refugiarse en sueños.

Sentía que el mundo se le caía en pedacitos, poco a poco, en cámara lenta. Pensaba que ya estaba tranquila, segura para hablar del tema, pero no fue tan así como lo pensó. Todas esas similitudes al parecer no sirven de nada, ni para tener un poquito de ilusión. Siente una presión inmensa en la cabeza y la soledad al exterior, el frio al lado de su cuerpo inmóvil, fuerte, sin planes de irse pronto. La ilusión se disipó y solo queda aliviar esa presión con lo mejor que sabe hacer.

En los días de combate…
Me estanco cuando no entiende.
Es impaciente.
No le gusta esperar.
Se desespera con facilidad.
Se traga el orgullo.
Se aburre con facilidad.
Es engreída.
La sofocan grandes cantidades de besos y abrazos.
A veces prefiere la soledad.
No acepta burlas,
Bromas,
Reproches,
Llamadas de atención.

Me duele la incertidumbre de no saber que pasará, la indecisión de los sentimientos. Me duele el vacío y los nervios que no dejan a mi cuerpo en calma. Es como el frío que invadió estos días la ciudad y no la deja respirar. Es como tener una úlcera, un dolor intenso. Es querer saltar y estar en movimiento constante. Y traspasó hasta mis sueños, el frío o mejor dicho el calor. Es como tener soroche. Y luego aparecen los detalles. Los detalles Romina…¡los detalles!

Es algo que hay que volver a hacer, volver a enamorarse, volver a desear esos besos. Te tendría que contar todo para que me entiendas, para que sepas la ilusión que fabriqué. Tú y yo y los dos. Hoy quería contar miles de historias y hoy fui distinta y fui imparcial. El dolor de cabeza presiona tanto que no me hace sentir bien. Caminamos y no tomamos…ni de manos.

Tengo miedo de la monotonía. De que te aburras de mí. De dejar de lado nuestras vidas para sólo mirarnos las caras. Tengo miedo de que el tiempo no nos ayude, que vaya en nuestra contra, que sea un enemigo. No quiero tener una rutina, no quiero encontrar limitaciones entre los dos. Ni que seamos obstáculos. Hablo de convicciones y mírame a mi… tengo miedo de comprar una bitácora, para los dos, porque temo de que se quede vacía o que todo sólo quede en papeles. No te quiero ver aburrido conmigo. Quiero sorprenderte siempre.

Hay cosas que no encajan. Todavía hay cosas que no encajan.

Odio al egoísta que no te deja hablar. Al egoísta que no le importa oírte. El que te hace mojar la cara y encerrarte en el baño para que nadie te vea y disimular. El egoísta que no toma en cuenta tus sentimientos, el que solo piensa en su bienestar… en su entretenimiento. El que no te desea involucrar, ni un poquito. El que no oye tus comentarios, ni se interesa en tus proyectos, el que solo tiene un lado, de ida pero no de vuelta. El que dice: “si es que algún día…” y no: “el día que…”. El que te lastima con sus palabras y no se da cuenta, con el tiempo y su indiferencia. El que te da dolor de cabeza. El que deja las ideas s u e l t a s. El que no concreta…

Tengo ganas de decir(te) mil cosas. Decir que te quiero, que estoy confundida. Decir que no hay tiempo, que tengo miedo pero que soy feliz por la imaginación y los sueños que me hacen sonreír. Porque compartimos nuestros puntos de vista, nuestros gustos y porque ya sabemos las manías del otro. Lo que gusta y disgusta. Olor a humo de cigarro y a ti… soñar con la mirada fija.