sábado, 27 de agosto de 2011

Con los ojos cerrados

Hay un sol radiante afuera y no es verano. No lo es porque no está presente esa hermosa lluvia amarilla que lo cubre todo. Quisiera casarme en verano, en un campo lleno de eso arboles, donde la lluvia amarilla hiciera su magia y bañara a todos los invitados, los hiciera volar. Desperté y había un sol radiante. Soné contigo y escribí con los ojos cerrados. El sol radiante estaba en mi cabeza junto con el recuerdo de esa lluvia amarilla y nuestras manos. La flor en el zapato, los ojos cerrados, tú y yo.

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