miércoles, 12 de enero de 2011

Aprender a separar

Mi único obstáculo soy yo. Son los pensamientos que me tienen inmóvil y no me dejan actuar. Son los sentimientos traducidos a palabras los que me tienen atada a la cama, ya no son las sábanas, ni los sueños, es la realidad. Es algo mucho más fuerte. Intenté liberarme un par de veces, descosiendo cada palabra de mi piel y tratando de enviársela a quien le pertenecía. Pero fue lo peor que pude hacer, sólo tenía que juntarlas todas y dejarlas volar libremente, y que con el viento se alejen de mí. Ahora me siento más atrapada que nunca, porque me encuentro atada en la cama y boca arriba porque saben que así tengo pesadillas. Ellas son mi peor obstáculo, yo soy mi peor obstáculo, porque las creé. Yo las produje, yo las fabriqué. Pensé que encajarían en ti, en tu cama, pero me equivoque de receptor. Estábamos en un río y los dos remábamos en distintas direcciones, pronto nos dividiríamos, eso se veía venir. Y las palabras se aferraron a mi, para no hundirse y perderse en el “alguna vez” querían ser el “gracias a ellas, ahora…”. Pero las tengo envueltas en mí, cubriéndome la piel como si fuera invierno. Y en la noche unas a otras se clavan para no alejarse. Yo en las mañanas lucho contra ellas. Mi mayor obstáculo soy yo y mi meta es el olvido.

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