domingo, 24 de enero de 2010


Podría poner mi mano sobre un papel, dibujarla y dejar que el resto escriba sobre ella. Y hacer un ejercicio de segundo de media. De repente, así el panorama sería más claro.

Hecha a la medida, si al caminar anduviéramos con el mismo ritmo. Si nos atreviéramos a contar lo que sentimos o pensamos. Si bailáramos…

¿El camino de lo objetivo o el camino de lo subjetivo? Definitivamente el camino de lo emocional, de lo artístico, el que apela a los sentimientos, a las sensaciones. Una banda, una canción, un día de sol. Una banca en el parque, una llamada, una risa. Una palabra, una sonrisa.

Que singular esa vida, fumarse un cigarrillo y salir a pasear al perro (me conseguiré uno en algún momento). El eucalipto en la berma central, la esquina del quiosco y el recuerdo de cuando el amor era libre… Parece un día de fiesta. Otra vez insisto, parece que la navidad y las vacaciones se acercan. La casa está llena. Todos salen y se preparan para algo especial. Cortes de pelo, ternos, corbata. Los nietos juegan por ahí y llenan la casa con otro espíritu. Imposible concentrarme. Y yo metida en un libro sin poder despegarme.

Tomarnos de la mano es importante, sobre todo cuando hace frio. Es una conexión única.

Los sueños se complican cada día más. No duermo, ni descanso bien hace tres noches. Mayores miedos y molestias surgen en ellos… y las mariposas blancas me persiguen, son como pensamientos.

Había salido recién de la ducha y con la toalla en la cabeza procedió a lavarse los dientes. Llevando la mirada al espejo se percató de lo que había vivido. Conversación entre extraños, así se titulaba ese capitulo. Felizmente la luz del recinto era cálida, de otro modo las lágrimas se habrían apoderado de ella. Retornó en su mente a los diez minutos previos al baño. Se vio sentada frente a la pantalla y con la mente en blanco a punto de decir “Creo que me voy a bañar”. Necesitaba un respiro…

Quisiera tener una capa que me haga invisible. Salir de este lugar y escaparme, al igual que en mis sueños. No quiero que me encuentren. No quiero que me encuentres. No quiero verte tampoco. En los sueños siempre me haces llorar, en un ambiente cerrado se me hace difícil respirar. Me siento incómoda.

A veces cuando se levanta con los ojos hinchados, siente que ha llorado en sus sueños. Ya van varias veces.

Un beso para mi si es importante, dice muchas cosas. Transmite todo. Yo no creo que debas andar por la vida regalándoselos a cualquiera. ¿Cuál es el momento más feliz o esperado de tu semana? Yo no tengo. Es que no hay una rutina. Además, no podría garantizar que esos días siempre serían igual de geniales.

Se quedó quieta y dejó que la melodía se apodere de su cuerpo y de su mente. Estaba como en otro estado. Todo es neutral. Recuerda el sueño de la noche anterior donde no era de nadie… hubieron muchas pausas.

Siento que es una de esas tardes de colegio. Una tarde hace cuatro años. Era invierno y llegaba a casa como a las 5:30 pm después del futbol. El ambiente es parecido hoy, pero no solo eso, la sensación de rareza es la misma. Está nublado, gris y me quise desprender de las responsabilidades. Siento que falta algo y estoy nerviosa. El gigante rosado pisó el rompecabezas y las piezas están regadas por todo el lugar.

Hoy no me provoca tomarme un trago, ni comer un postre. No me provoca ni una galleta. No me provoca estar rodeada de gente, ni escuchar sus comentarios. Me bastaría con solo una persona. No necesito de grandes viajes para “vivir”. Me bastaría tener una mochila y una persona. No cualquiera. Sino una que pueda permanecer en silencio, una que esté dispuesta, que no viva cansada, que comparta algunas cosas conmigo (solo algunas). Me basta con la noche, la luna y las estrellas de vez en cuando. Escenario perfecto. Me bastaría si recibiera un abrazo, no se si uno tuyo exactamente, porque no me gustaría llorar mañana o cuando partas. Pero hay cosas que son inevitables. Como impedir que mas pecas decoren mi cara en verano. Como no cortarme el cerquillo cada mes. Como no ver que el pelo se me cae diariamente. Como no escuchar que ese señor que es mi papá se altere, grite y diga “no estoy gritando”. Como no escuchar a mi mamá decir NO. Como no ser tan valiente para agarrar la tijera y cortarme el pelo chiquito (más chiquito todavía). Como dejar de quererte porque para mí tienes una magia especial. Como no llorar por lo menos durante tres días al mes. Como no cambiar mi cara de poto cada ves que cruzo esa puerta. Como no verme al espejo cada vez que lloro. Como no sentirme sola de vez en cuando. ¿Cómo no?

1 comentario:

Fallingslowly dijo...

Rominaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Se que soy una ingrata y no te he escrito en mil anios, pero en realidad estuve algo desconectada del mundo este ultimo mes. Me ha gustado mucho tu post, me he sentido identificada y he visto, o vuelto a ver, esa conexión implícita que existe entre las dos. Yo también he vuelto a escribir :), creo que es algo que no puedo evitar si al menos quiero sentirme un poco bien. Bueno, ya nos leemos y voy a tratar de escribirte algún día de estos. Muchos besos desde Amboise (una pequeña ciudad al centro de Francia)