viernes, 19 de junio de 2009

Yantén y unos cuantos dientes de león

Caminaba con la mirada baja. Con la mirada fija en las botas negras. Cuando cruzó el jardín el contraste entre el verde y el gris del escocés se hizo presente, era cierto. Pisó unas hojas pequeñas de yantén y pasó por su mente recogerlas para curar la pena que llevaba dentro. Sin embargo, siguió caminando. Luego, unos pasos mas allá, divisó un diente de león y pasó por su mente pedir un deseo y no perder la triste esperanza que constantemente regresa sin sentido. Y después la mirada seguía prendida en otro diente de león y en el siguiente y en el siguiente. ¿Será alguna señal?-pensó. Tal vez si. Una señal de lo tonto que es pensar q se pueden cumplir los deseos con solo soplar esas pelusas. O curar una pena profunda con ponerte unas hojas frescas de yantén en el pecho. ¿Tu qué crees?

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